viernes, 13 de febrero de 2015

El 14 de julio pasado se celebro una decada de la lucha de l@s campesin@s de la productora en el Morador, Ospino Edo Portuguesa.

El 14 de julio pasado se celebro una decada de la lucha de l@s campesin@s de la productora en el Morador, Ospino Edo Portuguesa, juntos con l@s luchadores quienes l@s apoyaron en ese entonce. De principio se iba a dar un acto en la plaza Bolivar de Ospino pero fue cancelado por cuestiones de salud del Alcalde, asi que se reunieron campesin@s y luchadores de varias partes del pais en la productora, donde tomaron palabras varios campesinos y activistas de los acontecimientos dentro de los cuales la intervencion de Duglas Bravo, de Tito Nuñez y de un profesor del cual no me recuerdo el nombre fueron muy interesante. Un amigo canto una cancion de su composicion sobre la lucha del Morador. Tuvimos que irnos temprano pero me dijeron que despues de los discursos solo se comio y bailo, lo que quedo claro en este acto es que la lucha sigue y hay que organizarse entre ecologistas, luchadores y luchadoras sociales, campesin@s, indigenas, estudiantes, de todas edades… El ultimo numero de Ruptura fue repartido para su difusion, La Libertaria se llevo varios que estan en la venta en la Biblioteca….no al capitalismo de estado…
- Venezuela: Smurfit Cartón, las plantaciones de la discordia
“El grupo Smurfit Cartón de Venezuela se halla ligado a las comunidades de cada región donde actúan sus empresas. Mediante programas socioeducativos y culturales mantiene el acercamiento con su entorno, para lograr la integración total con la comunidad”. (1)
Si lo de arriba pretende describir la realidad en el Estado de Portuguesa, basta con conversar cinco minutos con los habitantes de las comunidades aledañas a las plantaciones de Smurfit para afirmar que es falso; en caso de tratarse de una declaración de intenciones, sólo se puede concluir que hasta ahora ha sido un fracaso estrepitoso.

Un pasado poco alentador
En 1986, el Grupo Jefferson Smurfit adquirió la empresa norteamericana Container Corporation y uno de los resultados de dicha fusión fue que se convirtiera en la principal accionista de Cartón de Venezuela, cambiando su nombre al actual de Smurfit Cartón de Venezuela.

¿Qué es el Grupo Jefferson Smurfit y cuáles son sus antecedentes?
Se trata de una enorme empresa transnacional, con sede en Irlanda, que recientemente se fusionó con la norteamericana Stone Container (convirtiéndose así en la mayor productora mundial de envases de papel y cartón). La empresa tiene inversiones en veinte países, entre los que se destaca
can  los Estados Unidos, México, Colombia y Venezuela (en éstos tres últimos es donde obtiene sus mayores ganancias). En nuestra región continúa en expansión, en particular en Argentina y con posibilidades de hacerlo en Brasil. Sus antecedentes en materia social y ambiental dejan mucho que desear. En los Estados Unidos, la política inflexible de la empresa generó largas huelgas y sus directivos han recurrido con frecuencia al lock-out patronal. Al momento de la adquisición de la Container Corporation, despidió inmediatamente a unos mil empleados, respondiendo a su ya tradicional política en ese sentido. En los Estados de Ohio y Oregon ha sido investigada y multada por sus delitos ambientales. En Colombia ha deforestado y generado graves impactos ambientales, a la vez que mantiene conflictos con las comunidades locales, lo que le ha implicado cuestionamientos en la propia Irlanda. Recientemente fue publicado un libro (El imperio de cartón: impacto de una multinacional papelera en Colombia, por Joe Broderick, 1998), donde se describe en detalle un panorama en Colombia casi idéntico al que se constata en el Estado Portuguesa.

La invasión latifundista
En 1986 comienza a adquirir tierras y a plantarlas con eucaliptos (fundamentalmente de las especies urophylla y grandis), pinos (caribaea variedad hondurensis) y melinas (Gmelina arborea). En la actualidad es propietaria de quince fincas, con un total de unas 27.000 hectáreas en el Estado de Portuguesa y de otras 7.000 en los Estados Lara y Cojedes. Al menos la mitad de dichas tierras han sido clasificadas como de prioridad agrícola. De acuerdo con la legislación venezolana, dichas tierras no podrían haber sido plantadas con árboles. Por un lado, porque es violatorio del Plan Estadual de Ordenación del Territorio, al ocupar suelos de vocación agrícola, distintos de los designados explícitamente para la plantación de árboles. Por otro lado, porque la propia Constitución venezolana explícitamente prohíbe (en su artículo 105) el latifundio y este conjunto de propiedades se encuadran
claramente en la definición de “latifundio”. Pese a todo ello, la empresa ha logrado adquirir todas esas fincas y cubrirlas con enormes plantaciones de eucaliptos, pinos y melinas.

La generación de empleos
La generación de empleos por parte de una empresa constituye en general una de las razones para que sea aceptada y valorada por las comunidades locales. Sin embargo, las condiciones de trabajo en los empleos que generó Smurfit en Portuguesa han sido malas y acompañadas por la represión antisindical. Además, luego de una primera etapa que implicó cierta generación de empleos, se pasó a una reducción drástica de personal y en la actualidad sólo tienen trabajo permanente unas pocas personas en cada una de las fincas. Emplea muchas mujeres en su vivero, pero allí las condiciones de trabajo son pésimas con largas y agotadoras jornadas de trabajo, sin transporte desde y hacia sus hogares, sin leyes sociales, sin ropa adecuada y expuestas a productos químicos que afectan la piel. Se sospecha que varios abortos y malformaciones son consecuencia de la exposición a dichas sustancias químicas, utilizadas en la clonación de eucaliptos. El trabajo es además mayoritariamente temporario, por lo que la inestabilidad
laboral es la regla.

La toma de “La Productora”
Independientemente de lo que la empresa entienda por “el acercamiento con su entorno, para lograr la integración total con la comunidad”, lo cierto es que hizo todo lo contrario. Ya en 1997 la relación entre Smurfit y las comunidades campesinas locales se encontraba en un nivel crítico a consecuencia de una fumigación aérea con herbicidas realizada por la empresa, que destruyó 190 hectáreas de cultivos de los campesinos e incluso provocó la intoxicación de escolares en la población de Tierra Buena. Súbitamente, la situación hizo explosión. Ese año, la Smurfit había adquirido una extensa finca de 2.700 hectáreas (“La Productora”), que hasta ese momento había estado dedicada a la producción agrícola comercial y a la cría de ganado. Los campesinos de dos comunidades adyacentes (Morador
y Tierra Buena) habían estado a la espera de que se les adjudicara tierras de dicha finca en el marco del programa de reforma agraria del gobierno. Smurfit cambió totalmente la situación, no sólo por la plantación de árboles en esas tierras que los campesinos necesitaban para sus cultivos, sino también porque modificó la relación que los campesinos habían mantenido hasta entonces con el anterior propietario, que les autorizaba el libre acceso a la finca, incluyendo actividades de pesca, de caza y de recreación. En ese contexto, la Smurfit cercó todo el predio con alambre de púas y contrató guardias para impedir el ingreso de gente a su propiedad.

El 14 de julio de 1997, los campesinos ocuparon “La Productora” en forma pacífica, con el objetivo de dialogar con el gobierno para lograr que se les asignara parte de dichas tierras. Como parte de su estrategia para impedir que en esas tierras agrícolas se plantaran árboles, los campesinos dañaron unas 150 hectáreas recién plantadas con eucaliptos, pasando por encima de la plantación un tractor con rastra. Como respuesta, el gobernador envió a la Guardia Nacional. La represión fue despiadada y cientos de hombres, mujeres y niños fueron brutalmente apaleados, gaseados, baleados, pateados y arrestados. Las narraciones de quienes vivieron la experiencia son terribles. Hablan de fusilamientos con perdigones, de bombas lacrimógenas que se hacían explotar en la cara de la gente, de un joven baleado, con los intestinos saliéndosele del cuerpo, tirado en una camioneta de la Guardia y con la bota de un soldado pisándole el cuello y gritándole que lo iba a matar; de un hombre de unos 60 años siendo pateado por 6-8 soldados jóvenes y a quien como consecuencia se le desprendió un riñón, de mujeres embarazadas siendo apaleadas y pateadas brutamente, de una joven violada.

El hostigamiento permanente
Muchos de quienes participaron en la toma de “La Productora” aún sufren de los daños físicos que se les infligieron y aquellos sospechados de haber dirigido la operación todavía tienen sus movimientos restringidos y deben presentarse regularmente ante las autoridades. Pese a existir sobrada evidencia de las torturas a que se sometió a la gente (incluyendo fotografías y testimonios escritos), los responsables no han sido condenados y se mantienen impunes. Por el contrario, la represión continúa presente en la zona y el terror es la herramienta básica para intentar mantener a la gente alejada de las propiedades de la empresa. Se han traído desde Colombia perros especialmente adiestrados (incluyendo sus correspondientes perreros); se disparan ametralladoras durante la noche; el área es patrullada por vigilantes a caballo con sus rostros cubiertos con pasamontañas; se registran casas sin orden judicial; se efectúan disparos contra la gente frente a sus propias casas; las personas son detenidas en la carretera y son golpeadas si se les encuentra una caja de fósforos en sus bolsillos (algo considerado por la empresa como sinónimo de intento de incendio).
Otra medida adoptada fue el despido de todos aquellos trabajadores que participaron en la toma o sospechados de haber participado en ella. Pero la empresa no perdona. Aun después de despedidos, los continúa hostigando con una mezquina venganza: no les completa los formularios para presentar ante el seguro social y eventualmente se los completa, pero incorrectamente, por lo que el trámite nunca termina y aún no han podido cobrar aquello a lo que tienen derecho.
Es importante recalcar sin embargo que el tema no se restringe a la finca “La Productora”. En Chigüire, poblado adyacente a otra finca de Smurfit (El Toco), la Guardia Nacional confiscó y derramó el keroseno de uso doméstico de los pobladores, con el argumento de que se trataba de un arma para provocar incendios en las plantaciones. Y así en el resto de sus fincas. Veamos otra de las perlas de ese collar: Melvis Molina, presidente del Grupo Ecológico Morador, fue detenido en diciembre de 1998, pocos días después de la visita del autor de este artículo a ese estado, donde pudo recoger gran parte de la información que aquí se resume. El Grupo Ecológico denunció que la decisión del juez fue el resultado de presiones por parte de los apoderados de la empresa Smurfit y acusó a ésta de “responder con terrorismo judicial la reciente visita del Ing. Ricardo Carrere del Movimiento Mundial por los Bosques, quien llevará a instancias internacionales el desastre ecológico y social causado por esta empresa”. Simultáneamente, se cree que la detención constituye una venganza contra la familia Molina por su
persistente crítica en los medios de prensa locales sobre los impactos sociales y ambientales de las plantaciones de la Smurfit. Gracias a la activa participación del abogado del Comité de Tierras, Dr. Rafael González, Melvis Molina fue finalmente liberado, tras haber permanecido en detención por varios días.

El arte de hacer “amigos”
Resulta claro que esta empresa ha tenido una gran habilidad en hacerse de enemigos. En compensación, también ha sabido hacerse de amigos, en particular en las esferas de poder. Por alguna extraña razón, los efectivos locales de la policía y Guardia Nacional, así como del Ministerio del Ambiente e incluso el gobernador parecen ser sus amigos. Se dice -la gente es mala y murmura- que el teniente coronel de la Guardia Nacional que dirigió personalmente el operativo de desalojo de “La Productora” recibió una camioneta Toyota en premio a sus esfuerzos. Se sabe que los funcionarios de la guardia nacional afectados a la defensa de las propiedades de la empresa son alojados y alimentados a expensas de la misma. Extraña a su vez la facilidad con que el Ministerio del Ambiente le otorga permisos de corta de
bosques, como asimismo extraña la ceguera de la policía que “no ve” los camiones que circulan con madera de bosque tropical por las carreteras.
Se dice -otra vez la gente mala- que los hijos del director de Medio Ambiente de Portuguesa trabajan para la empresa. En materia sindical, resolvió el tema al clásico estilo siglo XIX: despidió a todos los que intentaron crear un sindicato e inventó uno con gente adicta a la empresa.

Hablemos del medio ambiente
“El Grupo Cartón de Venezuela y sus Compañías Asociadas se comprometen en hacer de la preservación del ambiente una prioridad en sus operaciones existentes, así como sus nuevas inversiones (…) y tiene como objetivo asegurar que vivamos y trabajemos en un mundo ambientalmente amistoso”. (2) La empresa auspicia diariamente un espacio radial (muy malo por cierto) titulado “Hablemos del medio ambiente”. Pues bien, entonces hablemos –pero en serio– de lo que la empresa le está haciendo al medio ambiente.
La deforestación forma parte de la política de la compañía. A pesar de disponer de extensas plantaciones, su planta de pulpa ha sido hasta ahora fundamentalmente alimentada con madera tropical, extraída tanto de sus propias propiedades como de predios de terceros. Aunque tal actividad es ilegal, la empresa logra “legalizarla” con la ayuda de algunos funcionarios públicos.
Existe amplia evidencia de que la compañía ha deforestado en muchas de sus fincas y una de las primeras denuncias en ese sentido se remonta al año 1993, cuando se constató una importante deforestación en las cabeceras de la Quebrada de Tacamajaca. En el caso de la finca “La Productora”,
obtuvo un permiso del gobierno para deforestar 600 hectáreas de bosque tropical altamente diverso. En otras de sus fincas, la tala de bosques se ha llevado a cabo ilegalmente.
Además, cualquier persona puede observar camiones cargados de “leña” (designación genérica utilizada para evitar el control de especies legalmente protegidas de la corta), desplazándose de noche por las carreteras en (2) Smurfit Cartón de Venezuela, S.A., División Forestal, Acarigua, Estado Portuguesa. dirección a la planta de pulpa Mocartel (propiedad de Smurfit) en el Estado Yaracuy. Simultáneamente, la empresa logra “legalizar” la corta de bosques de terceros mediante un mecanismo sencillo: envía emisarios a fincas privadas donde ha identificado la existencia de bosques aprovechables, pero que sus dueños no pueden cortar porque les resulta imposible obtener el permiso correspondiente. El emisario sólo requiere que el propietario esté de acuerdo en venderle la madera y el resto de la tarea queda a su cargo: obtener el permiso del Ministerio del Ambiente, cortar, sacar, cargar y llevarse la madera. Si bien el precio que pagan al propietario es muy bajo, a éste le conviene porque por un lado obtiene algo de dinero (que de otra manera no podría obtener del bosque) y por otro lado porque le permite ampliar –legalmente– el área destinada a cultivos agrícolas o a ganadería.
Para la empresa constituye un gran negocio, puesto que obtiene la materia prima que necesita a un precio tan bajo, que le resulta más conveniente que cortar sus propias plantaciones, lo cual explica entonces el misterio de la predominancia de los camiones de “leña”.
Los pobladores locales han constatado importantes impactos sobre el agua pocos meses después de que se establecieran las plantaciones de la Smurfit.
Como en el resto del mundo, estos impactos son el resultado del elevado consumo de agua por estas plantaciones de rápido crecimiento. Pero en este caso se suma la destrucción deliberada de cursos de agua con bulldozers, que aplanan el terreno para poder así plantar más árboles (la política de la empresa parece ser la de que cada centímetro de tierra debe ser plantado) y la destrucción de los bosques de galería que protegen y regulan las cuencas hídricas. El resultado (por supuesto negado por los “expertos” que periódicamente trae la empresa para demostrar lo indemostrable) es que se están secando las quebradas y el volumen de agua de los pozos es cada vez menor.
Animales, peces y plantas locales, que proveían muchos de los recursos alimenticios de la gente local también están desapareciendo a pasos agigantados, a medida que sus hábitats naturales son sustituidos por desiertos verdes de árboles y a medida que se talan más bosques para alimentar la planta de pulpa. “Nunca he visto un pájaro que se pare en un árbol de esos”, dice la gente. Agregan que antes los conejos eran muy abundantes y que ahora sólo se los encuentra muy alejados de las plantaciones. Cuentan que antes cazaban armadillos, venados y que consumían pescado de la quebrada, pero que ahora, a causa de las plantaciones, casi han desaparecido.

Un modelo insustentable
Todo lo anterior lleva a una sola conclusión: el modelo de “desarrollo” que lleva adelante la Smurfit en Portuguesa es insustentable, tanto en lo social como en lo ambiental. Pese a su política de hostigamiento y represión, la compañía no parece estar teniendo éxito en cuanto a doblegar la determinación de la gente de oponerse a sus actividades y se abre un gran signo de interrogación respecto a cuanto tiempo podrán sobrevivir sus plantaciones (aún protegidas por alambrado de púas, perros y hombres armados), estando al mismo tiempo rodeadas de cientos de personas que odian a esos
árboles y a la empresa que ellos representan. Si las plantaciones forestales son insustentables en general, en este caso parecen ser más insustentables que nunca. (Por: Ricardo Carrere, Revista del Sur, No.87/88, enero/ febrero 1999).

– Venezuela: Informe sobre Plantaciones de Smurfit
Desde hace varios años los campesinos de Morador y Tierra Buena han venido luchando para recuperar las tierras agrícolas que ocupan las plantaciones de pino, eucaliptos y melinas, propiedad de la empresa Smurfit, Cartón de Venezuela, C.A, en la Hacienda “La Productora” y otras fincas de los alrededores entre Ospino y Guanare, Estado Portuguesa, en Venezuela. La acción mas emblemática para estos campesinos fue la toma pacifica llevada a cabo el 14 de julio de 1997 en la hacienda “La Productora” (de casi 2.000 hectáreas), y con lo cual perseguían llamar la atención de los gobernantes
para establecer un diálogo que permitiera lograr que se les asignaran parte de dichas tierras para ser cultivadas por ellos. Como forma de presión y para evitar que en esas tierras agrícolas se plantara pinos, eucaliptos y melinas, los campesinos afectaron cientos de hectáreas recién plantadas. La respuesta del Gobierno venezolano de entonces –Presiente Dr. Rafael Caldera y Gobernador del Estado Portuguesa Sr. Iván Colmenares, nuevamente candidato a la Gobernación de Portuguesa para las elecciones del 31/10/04– no se hizo esperar. El Gobernador envió a la Guardia Nacional.
¡La represión fue brutal! Cientos de hombres, mujeres y niños fueron apaleados, pateados, baleados, y arrestados. Hoy en día todavía sufren las consecuencias de esta agresión.

– La lucha en el contexto político actual
A partir del cambio de gobierno en 1998 nos encontramos con un nuevo escenario político, un proceso Constituyente que da como resultado en 1999 una nueva Constitución. Esta Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela en su Art. 306 dispone que: “ El Estado promoverá las condiciones para el desarrollo rural integral, con el propósito de generar empleo y garantizar a la población campesina un nivel adecuado de bienestar, así como su incorporación al desarrollo nacional. Igualmente fomentará la actividad agrícola y el uso óptimo de la tierra mediante la dotación de las obras de infraestructura, insumos, créditos, servicios de capacitación, y asistencia técnica”. De igual manera la nueva Ley de Tierras y Desarrollo Agrario establece, por ejemplo, en el Art. 8: que se garantiza al sector campesino su incorporación en al proceso productivo y que para tal finalidad se promueve la estructuración de fundos mediante la adquisición de tierras. En el Art. 12: se reconoce el derecho a la adjudicación de tierras a toda persona apta para el trabajo agrario. Por otra parte, la seguridad alimentaria del país es una prioridad expresada por el actual gobierno y por ende las tierras
agrícolas lo son también.
Muchos de los que participaron y apoyaron la lucha de los campesinos, en 1997, han pasado a ocupar cargos políticos con el actual gobierno del Presidente Hugo Chávez. Sin embargo, los campesinos de Morador y Tierra Buena no han logrado aún concretar sus aspiraciones.
Relatan los campesinos, que les han venido prestando apoyo desde la Alcaldía del Municipio Ospino para mejorar, entre otras cosas, la organización del Movimiento Campesino y generar propuestas y acciones que faciliten el logro de los objetivos que se han planteado. En el año 2002 los campesinos
de Tierra Buena, Morador, Río Caro, El Chigüire, Las Mesitas, El Mangal y la Parreña, (Portuguesa), se han organizado en el “Movimiento de Campesinos Sin Tierra 14 de julio”. También los campesinos de Morador y Tierra Buena acordaron el día 4 de julio de 2004, crear la Organización Asociación Civil “Comité de Tierras 14 de Julio”.
En julio de 2002, el Movimiento de Campesinos Sin Tierra 14 de julio, elaboró un documento denominado “Propuestas generales para la adquisición y desarrollo de la finca “La Productora”. En este documento, el Movimiento Campesino, señala que la agricultura que desean practicar (.) “estará regida
por criterios de conservación y no contaminación del hombre y su ambiente, por la utilización de pocos insumos a bajo costo y de fácil aplicación y la obtención de alimentos de alta calidad ecológica”. Destacan “la necesidad de una buena organización para el trabajo”, por lo que han pensado que las
asociaciones de cooperativas es una opción muy importante. El Documento antes mencionado, concluye con un Plan de Acción y un Esquema de Estrategias Generales que incluye entre otros la necesidad de realizar un Estudio para la expropiación o negociación de la finca “La Productora”, además de un proyecto para la selección de rubros adaptados a la agro-ecología del lugar, la capacitación de técnicos y productores, la necesidad de obtener créditos, el apoyo a la comercialización y para establecer las infraestructuras necesarias.
A pesar de que los campesinos manifiestan encontrarse en un contexto favorable y de los grandes esfuerzos organizativos que han hecho los propios campesinos, éstos NO han logrado concretar sus aspiraciones.

– Estrategias de la empresa Smurfit
Smurfit mantiene el poder que le proporciona la lucrativa actividad que realiza en la zona y las grandes extensiones de tierra que posee. Algunos campesinos cuyas tierras están rodeadas por las plantaciones de Smurfit tienen que pedir permiso a la Compañía para acceder a sus pequeñas parcelas de tierra y poder cultivarlas. Sin embargo, los campesinos perciben que la compañía ha perdido poder con la llegada de los nuevos gobernantes locales y la nueva Ley de Tierras. Los campesinos alegan que por tales razones, por sus constantes reclamos ante la Compañía y por los continuos incendios en las Plantaciones, Smurfit se ha visto obligada a establecer un diálogo con los campesinos. De estas conversaciones se les ha hecho saber que está dispuesta a vender –de las 27.000 hás. de su propiedad en el Estado– la finca “La Productora” (de 2.000 hás.) para resolver el conflicto existente. Sin embargo la empresa mantiene e intensifica su campaña nacional, de trasnacional dedicada al negocio de las plantaciones.

– Respuesta de las Comunidades ante la propuesta de Smurfit
Los campesinos de Morador y Tierra Buena, plantean que esta delicada negociación con la empresa Smurfit, no pueden llevarla a cabo ellos solos, y que necesitan un negociador de alto nivel del Gobierno con experiencia para llegar a un acuerdo con Smurfit. Los Campesinos no están de acuerdo conque la compra se efectúe sin antes determinar claramente:
1) ¿Qué cantidad de hectáreas de tierra de la finca “La Productora” son privadas y cuántas pertenecían al Instituto Agrario Nacional (IAN) hoy Instituto Nacional de Tierras (INTI) y por tanto son propiedad del Estado Venezolano?
2)¿Cuáles y cuántos son los pasivos ambientales y sociales que la actividad de Smurfit ha generado en la zona?, ya que según los campesinos, debe deducirse del precio que Smurfit aspire por la finca.

En todo caso, los campesinos no quieren ser cómplices de una negociación donde la empresa Smurfit salga beneficiada con los dineros de la Nación y sin pagar por los daños ocasionados en estos años. Ellos han tomado la determinación de mantenerse vigilantes en caso de que las negociaciones prosperen. Nos manifestaron que están incluso dispuestos a comprar las tierras al Estado venezolano a través de créditos u otra modalidad que disponga el mismo, pues están seguros que la ganancia que se obtendrá
al cultivar estas tierras de vocación agrícola, será suficiente para asumir los compromisos que adquieran.

– Impactos ambientales y sociales evidenciados en la visita
Para poder verificar los impactos que la empresa Smurfit está ocasionando, Amigransa le solicitó a la Gobernación del Estado Portuguesa, que se llevara a cabo una visita oficial a la finca “La Productora”. El 8 de setiembre de 2004, nos trasladamos acompañados de un ingeniero en Recursos Naturales
designado oficialmente por la Dirección de Ambiente de la Gobernación del Estado para acompañarnos, de manera de sustentar las denuncias de los campesinos. Con sorpresa pudimos constatar cómo el guardián de la puerta de la plantación, nos negó la entrada a la Comisión presidida por un funcionario oficial representante de la Dirección Ambiental, (es decir, que ni siquiera la Gobernación del Estado Portuguesa puede efectuar una inspección en las plantaciones de “La Productora” sin el permiso y la autorización de los jefes de Smurfit, y sin previa cita). A pesar de que no pudimos tener acceso a las plantaciones, por la Garita principal pudimos observar desde algunas zonas aledañas que visitamos – acompañados por baqueanos campesinos del sector– que:
1. La empresa no respeta la zona protectora de los ríos. La plantación llega a la margen derecha del río Morador, por lo que el bosque de galería que debería proteger esa zona ha sido eliminado. El bosque de galería, con sus raíces profundas resiste más efectivamente la erosión producida en las márgenes de los ríos, no así estas plantaciones que con raíces más superficiales permiten un proceso de pérdida de suelo, con la consecuente disminución de tierras agrícolas y gran aporte de sedimento al río.
2. Se estaban realizando las fumigaciones a los árboles recién plantados ubicados muy cerca de canales que vierten sus aguas a la quebrada Los Manires cuyas aguas son utilizadas por la Comunidad de Tierra Buena para su consumo. Los campesinos están preocupados por la contaminación de esta agua y de los peces, los cuales ellos consumen.

Daños físicos y morales
Los Caseríos de Tierra Buena y Morador aún hoy resienten los daños físicos y psicológicos que les fueron ocasionados durante su lucha abierta en contra de la permanencia de Smurfit en las tierras que ellos afirman pertenecen a sus comunidades desde hace más de 50 años y que están catalogadas como las mejores tierras para la agricultura -tipo A1y A2 – en el Estado Portuguesa, Venezuela.
Fue muy impactante constatar en nuestra visita a Morador y Tierra Buena, cómo 7 años más tarde de los hechos violentos en la finca propiedad de Smurfit (“La Productora”) muchos jóvenes adolescentes que eran niños en 1997, podían narrar exactamente cómo fueron agredidos sus padres, abuelos, y vecinos y hasta ellos mismos, y cómo la misma situación de angustia de años atrás, se refleja hoy en sus familias. Estos hechos forman parte de la historia más importante vivida por estos campesinos de la localidad, es la historia más contada a los pequeños y a los visitantes. Continúan los campesinos siendo parte del “problema” para la empresa, quien mantiene un sistema de vigilancia hacia los moradores de estos caseríos. Ellos son vigilados como sospechosos al estar en los alrededores de “sus ríos” que colindan con las tierras hoy compradas por Smurfit, al pasear en las cercanías de las tierras alambradas, o cuando van a pescar, o a caminar simplemente en las adyacencias de esa propiedad privada.
Esta situación, a nuestro parecer, crea una sensación de exclusión en el alma campesina al ser extraños en sus propios territorios de origen, de nacimiento, donde sus abuelos crecieron o llegaron desde otros Estados vecinos hace más de 40 años.

– Situación de empleo
Los pobladores de Morador y Tierra Buena, por razones obvias, en general, NO laboran en los pocos trabajos que ofrece la empresa Smurfit. Sin embargo tuvimos la oportunidad de conversar con algunos jóvenes que vienen de otros caseríos cercanos y nos relataron que “los contrataban eventualmente,…
que los salarios son bajos,… que no tienen seguro social, y que les pagan por día trabajado –si llueve no les pagan– “. Sólo trabajan en la época de corte o siembra, a través de subcontratistas y el resto del año no perciben ningún beneficio.

– Resistencia de las comunidades a las plantaciones
El cambio de actividad económica que se ha efectuado en la zona al sustituirse la producción agrícola y pecuaria por la producción forestal (plantaciones) no ha sido aceptado en las Comunidades. Así lo expresaron los habitantes de Morador y Tierra Buena .No sólo porque esta actividad de Smurfit causa daños al ambiente y no les proporciona beneficios económicos a la comunidad, sino también porque afecta gravemente la seguridad alimentaria de la zona. Dicen los campesinos: “Esos árboles no se comen y ni siquiera los animales se benefician de las plantaciones”. Además se trata de un modelo foráneo, que no armoniza con las raíces y costumbres de estos pobladores acostumbrados a admirar las sabanas, las puntas de ganado, los cultivos o conucos, la fauna silvestre, sus bosques nativos, los árboles conocidos, bajo cuya sombra acostumbran reposar. Paisajes fuente de inspiración de sus cantos populares. Por todo esto, no pueden, ni podrán jamás, aceptar este ejército uniforme de pinos, eucaliptos y melinas que no les despierta la creatividad, y que más bien les causa rabia, al punto que “NO descansaran hasta no ver desaparecer estas plantaciones de su vista”.
(Por: AMIGRANSA-Sociedad Amigos en Defensa de la Gran Sabana, 2004).

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